Muchas de las enfermedades actuales existen porque un gen de nuestro genoma no es capaz de expresarse bien, es decir, no es capaz de traducir la información que contiene para producir determinada proteína. Si esta proteína que falta es importante en nuestro metabolismo eso conduce a enfermedad en sus distintos grados o incluso a la muerte.
Los distintos tipos de diabetes mellitus, independientemente de su origen, se caracterizan por la incapacidad de las células beta, y de los islotes de Langerhans del páncreas, de liberar la cantidad necesaria de insulina en el torrente sanguíneo para mantener los valores de glicemia normal.
Durante el tratamiento se aplicaron inyecciones que contenían vectores adenoasociados con los genes terapéuticos, en este caso, los encargados de la producción de insulina y glucoquinasa
Insulina: es la hormona producida por las células del páncreas cuando el nivel de glucosa en sangre es alto y su función es la activar los mecanismos que permiten a la glucosa entrar desde el torrente sanguíneo a las células para su posterior procesado por la glucoquinasa.
Glucoquinasa: es la enzima encargada de convertir la glucosa en otro metabolito para poder acumularlo como glucógeno o almidón. Principalmente actúa dentro de las células del hígado (hepatocitos) y del músculo.
Por lo tanto, la terapia génica permite la producción y acción común de estas dos moléculas de manera que el organismo autorregula la captación de la glucosa de la sangre evitando su acumulación (hiperglucemia).
Las modificaciones genéticas en las células diana pueden llevarse a cabo in vivo o in vitro. La terapia génica in vivo consiste en introducir los genes terapéuticos directamente en las células defectuosas del paciente, presenta obstáculos, debido a la dificultad de los vectores de acceder directamente al tejido diana. Por su parte, la terapia génica in vitro está más desarrollada y consiste en extraer parte de las células afectadas del paciente, o conseguir otras células con potencial terapéutico, cultivarlas en el laboratorio, modificarlas genéticamente, en el caso que sea necesario, y finalmente «trasplantarlas» al paciente.
El objetivo de la terapia es promover la formación o regeneración de las células beta o precursores de éstas; modular la respuesta metabólica de la glucosa y la secreción de insulina; modificar la resistencia a la insulina que se genera en la diabetes tipo 2, y, finalmente, proteger las células beta y evitar la respuesta autoinmune que destruye de forma irreversible éstas células originando la diabetes tipo 1.
Regeneración de las Celulas Beta
Debido a que la terapia génica in vivo presenta aún algunas dificultades técnicas, de momento, la mejor opción parece que es la terapia génica in viro. Para ello se necesita obtener una línea celular estable, es decir, que pueda replicarse de forma indefinida en el laboratorio y después puedan ser trasplantadas al paciente.
Las células progenitoras de células beta tienen una alta capacidad replicativa, cosa que facilita el cultivo celular ex vivo. Estas células pueden obtenerse de tejidos fetales, como las células madre de origen embrionario (recientemente han originado una fuerte polémica mediática) o células madre del páncreas adulto.Actualmente, se están estudiando los genes implicados en la morfogénesis de las células endocrinas inmaduras como el PDX-1, un importante transactivador del gen de la insulina y que, además, también está implicado en la transactivación de otros genes como el gen del transportador de la glucosa GLUT2 y la enzima glucocinasa, implicados en la ruta que integra la señal de glucosa en el exterior de la célula con la consecuente secreción de insulina.
Los múltiples efectos clave del gen PDX-1 en la funcionalidad de las células beta y los cambios observados en la expresión del gen PDX-1 en los diabéticos hacen pensar en la hipótesis al que una sobreexpresión de este gen en los islotes pancreáticos de los pacientes con diabetes tipo 2 puede mejorar la respuesta de la glucosa y la secreción de la insulina.
El principal problema es que al estimular la proliferación parece que pierden parte de su diferenciación, disminuyendo la secreción de insulina.
Una alternativa a las dificultades que presentan las células beta maduras es la utilización de las células progenitoras de éstas.
Bibliografía:
Sociedad Española En ciencias, Terapia genica en el tratamiento de la diabetes: la cura un paso mas cerca, extraido de: http://nutricion.org/noticias/noticia.asp?id=49
Genes en lugar de fármacos. Programa 107 de Redes (RTVE). http://www.rtve.es/television/20111023/genes-lugar-farmacos/470697.shtml
Sandra Torrades, Terapia para curar la diabetes, Elsevier, Vol 22 Num 24, 2013, extraido de: http://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-terapia-genica-curar-diabetes-13046057
Imagen 1 extraído de: http://www.observatoriobioetica.org/2015/01/aplicacion-clinica-de-la-terapia-genica/6200
No debe repetir insulina como ej en transgénicos, demasiado texto y la entrada de TG no sigue el esquema establecido 6/7
ResponderEliminarLa respuesta a su preg la podrá encontrar en melaniearagon.blogspot.com